Teatro del Oprimido

El Teatro del Oprimido es una formulación teórica y un método práctico, creado por Augusto Boal, cuyo objetivo principal es lograr la transformación social a través del teatro. Es un teatro que, sin dejar de ser en ningún momento arte, implica un compromiso político y social, implica actuar en la vida real. Nosotros también consideramos que toda forma de teatro implica, o al menos debería, un compromiso y un cambio social de una u otra manera, pero el T.O., desde su esencia y su técnica, convierte este ‘accionar’ en algo completamente palpable y directo; es mucho más extremo. Boal (2015: 17) parte de la base de que todo teatro es necesariamente político, ya que todas las actividades de la vida de los hombres lo son y el teatro es una de ellas. Boal no solo desarrolla una nueva teoría teatral, sino que cambia el concepto mismo de lo que el teatro es. El teatro es un arma, es un arma de control y opresión de las clases dominantes y, al mismo tiempo, puede ser también un arma de liberación para los oprimidos. No obstante, pero para poder usarla en este último sentido hay que crear nuevas formas teatrales, y a esta tarea es a la que precisamente se dedica Boal.

El T.O. plantea una constante reflexión sobre las relaciones de poder existentes en el mundo y sobre la democratización del arte, en particular del teatro. Su objetivo es devolverle el teatro, que ha sido acaparado por las clases dominantes, al pueblo. Uno de los objetivos principales del Teatro del Oprimido es la conquista de los medios de producción teatral. Para lograr eliminar las barreras creadas por las clases dominantes, primero hay que destruir otra barrera, la que se erige entre actores y espectadores: todos deben actuar, todos deben protagonizar las necesarias transformaciones de la sociedad. En palabras del mismo Boal en su discurso para el día Internacional del Teatro[1]: “Viendo el mundo, además de las apariencias, vemos a opresores y oprimidos en todas las sociedades, etnias, géneros, clases y castas, vemos el mundo injusto y cruel. Tenemos la obligación de inventar otro mundo porque sabemos que otro mundo es posible”.

[1] Augusto Boal, Mensaje Internacional del Día mundial del Teatro, 27 de marzo de 2009.